Como siempre, advierto que los
personajes están basados en personas reales
de un pueblo que también existe y donde pasé mis primeros diez años de
vida. Lo digo porque algunos lectores piensan que me burlo del libro sagrado
pero es una coincidencia; en dicho pueblo, muy católico por cierto, la mayoría
de sus habitantes tenían nombres bíblicos… o, por alguna razón anecdótica, los
apodaban con nombres del libro sagrado; es el caso de Judas, Caín, Barrabás y
otros.
Don Elías carrillo ganaba su diario
vivir conduciendo un camioncito y transportando los productos de la agricultura
pueblerina hasta la capital. Por supuesto que también lo ocupaban para los
trasteos y los paseos de olla. En el bendito poblado estaban pendientes de
cualquier circunstancia para acomodarla a un pasaje de la Biblia y eso mismo ocurrió
con don Elías.
Para colmo el mejor amigo de este
señor se llamaba Eliseo, lo mismo que en Reyes 2 (1,12), lean muchachos para
que vean que no digo mentiras. Uno de tantos días llevaron un viaje de
legumbres a la capital y, de regreso al pueblo, se estrellaron contra unos
burros sin dueño que correteaban por la carretera. Parecido al pasaje bíblico Elías
se fue en llamas con burros y todo pero su compadre Eliseo se salvó para contar
la historia. Aseguro que todo esto es la purita verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario