Ante todo este artículo es diferente a todos los publicados hasta hoy. Pero tampoco es bíblico en sentido literal.
Los trabajos que realiza un grupo de
arqueólogos en la iglesia del Santo Sepulcro reviven uno de los misterios más
apasionados de la humanidad y base de la mayor religión monoteísta del mundo.
El retiro de
la losa de la tumba de Cristo efectuada por un grupo de arqueólogos en la
iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, Israel, ha despertado el interés de
miles de creyentes de todo el mundo. Los trabajos que realiza el grupo de
expertos permitiría explicar varias dudas históricas sobre un lugar que es
considerado por millones de personas como sagrado.
. En un artículo
publicado por el diario 'El
País', el sacerdote retirado, periodista y escritor español Juan
Arias, considera que muchos cristianos temen que los científicos logren
descifrar algún misterio especial en la tumba de Jesús, como por ejemplo,
encontrar su cadáver en dicho lugar. "¿Qué ocurriría si así fuera?",
plantea Arias. "¿Se tambalearía, en dicho caso, la fe de los seguidores
del cristianismo, la mayor religión monoteísta del mundo con más de dos mil
años de historia?"
La resurrección de
Jesucristo
En un
hipotético caso de que esto ocurriera, afirma Arias, de seguro peligraría
la teoría de la resurrección de Jesús, uno de los pilares fundamentales de la
religión cristiana, pues según cita el autor las palabras de Pablo de Tarso, el
apóstol postizo, "si Cristo no resucitó, vana es nuestra esperanza".
Esto iría en contra de la creencia oficial apoyada por el Vaticano, que
defiende la resurrección de Jesús en 'cuerpo y alma'.
A pesar de
ello, muchos teólogos de la actualidad consideran que la resurrección de Cristo
es en realidad un acto simbólico que defiende la idea de que al morir, el
espíritu continúa viviendo. Esta teoría se alimenta de la afirmación de que los
cuatro evangelios que describen los últimos momentos de la vida de Cristo y su
muerte cuentan con muchas contradicciones que ponen en duda la verdad de
algunos de estos hechos.
Debido a
ello, considera Arias, la nueva teología es más prudente y prefiere defender la
tesis de la resurrección simbólica. De ser así, los resultados que obtengan los
arqueólogos en la iglesia del Santo Sepulcro serían irrelevantes.
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