Esta es la historia de un muchacho
del pueblo llamado Jesús Gutiérrez o algún apellido parecido; recuerdo el
nombre y el suceso, nada más. Como la mayoría de habitantes era fervoroso
creyente y lector de los cuatro evangelios. Sin ganas de ofender, este libro
sagrado trajo sucesos dignos de recordar porque algunos seguían al pie de la
letra sus palabras… o las mal interpretaban de acuerdo a su análisis personal.
A este joven le impactó el pasaje de
Jesucristo caminando sobre las aguas y, como el cura siempre repetía que todo
era asunto de fe, decidió hacer el intento poniéndose en manos del Padre
Eterno. Lo que ocurre a la mayoría de creyentes es que, a pesar de mucha fe,
siempre hay un poco de duda, nuestro
Jesús quiso ayudarse en su milagro personal con dos globos atados a sus pies y,
el día escogido para su demostración, invitó a todo el pueblo a la piscina del
pueblo vecino. Como era conocido por sus locuras, una buena cantidad de vecinos
acudieron por curiosidad por ver si de pronto le resultaba.
El hombrecito apareció vestido con
una túnica de esas que le ponían a los santos en Semana Santa y se hizo el
silencio. Sacó de su mochila dos globos que al inflarlos a punta de soplo
resultaron enormes y con un ayudante, que había llevado para la ocasión, ató
uno a cada pie. Luego avanzó con aire marcial hasta la orilla de la piscina y
soltó un corto sermón donde la frase que más se escuchaba era “hombres de poca
fe”; metió un pie en el agua y, por supuesto, el globo flotó, entonces metió el
otro pie y… sucedió lo que debía suceder.los dos globos flotaban sobre la
superficie del agua mientras el cuerpo de Jesús descendió en medio de la risa
de los espectadores.
Ustedes imaginen la escena. Los
globos flotando y Jesús bajo el agua retorciéndose para salir. El ayudante
improvisado empezó a gritar al notar los esfuerzos de Jesús bajo el agua por
soltarse porque, además, no sabía nadar. Algunos viendo que el asunto iba en
serio se arrojaron al agua y lo sacaron entre aplausos y risas. El pobre joven
tosía para evacuar el agua de su cuerpo y lloraba por la sensación de ridículo
que había hecho. Pero todo no es malo, a partir de ese día lo apodaron Moisés,
que como todos saben, significa salvado de las aguas.
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