miércoles, 8 de mayo de 2013

MOISÉS RIOS



La familia Ríos no era del pueblo pero, igual, eran de la misma provincia, de un pueblo cercano con el que nos unían lazos de política, religión y familiares; al fin y al cabo en esta región de la patria los matrimonios entre miembros consanguíneos no es nada raro, por esto, tal vez, hay tanto tarado por todas partes, degeneración genética dije una vez y casi me linchan, me replicaron que eso son castigos de mi Dios por algún pecado mortal de alguno de sus miembros.
En muchas ocasiones tuve que callar lo que pensaba para evitar represalias. En este bendito pueblo las bromas están a la orden del día pero, lo malo es que a nadie le gusta que le hagan bromas. Los chistosos del pueblo viven poniendo apodos criticando, inventando chismes, romances, se burlan de la manera de caminar, de los defectos físicos, de los ancianos, de los niños, en fin, de todo lo divino y lo humano porque hasta del cura y los santos se burlan…. Y, ay de aquel que se atreva a ponerles apodos o hacer la mínima burla.
A aquel que diga algo en su contra le llueven maldiciones del cielo y tierra desde donde menos se espera. Recuerdo que una vez un cura desde el púlpito se refirió a los muchachones del pueblo y los trató de haraganes, sinvergüenzas, malhablados, vagos, atenidos y otras linduras. Pues los tales por cuales una noche embadurnaron todo el frente de la casa cural con mierda de vaca y de cristiano. Nunca nadie se pudo explicar de dónde sacaron tanta porquería. Cuando la autoridad los llamó a interrogatorio negaron con patas y manos, pero pasado el tiempo y cuando ya trasladaron al cura por ofensas contra las familias principales los malditos confesaron su fechoría en medio de risas y carcajadas.
¿Y esto qué tiene que ver con Moisés Ríos? Pues que este pobre hombre era el  Pues que este pobre hombre era el hazmerreír de los desocupados y fue el que prestó la carretilla para cargar la boñiga y los excrementos, es más, el se encargó de transportar la mierda a su destino a cambio de 30 monedas; para colmo de sus males a este pobre hombre los ruines del pueblo le achacaron la culpa de la decoración de la casa del cura y para escarmentar lo metieron en un canasto que sellaron y lo tiraron al río. Para su fortuna el mal llamado río de mi pueblo no tiene agua ni para ahogar un gato, otra de las costumbres graciosas de los sinvergüenzas, matar por ahogo los gatitos recién nacidos.
Y, como el Moisés de la Biblia, algunas almas caritativas fueron hasta el río y sacaron la canasta, desamarraron a Moisés y desde aquel día lo llamaron "salvado de las aguas" igual que el significado del patriarca bíblico.

Edgar Tarazona Angel

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