Siempre les hablo de mi pueblo, tan pequeño y tan
lleno de historias. Sobre todo muchas con trasfondo religioso. Allí hasta los
dicho y refranes tienen algo que ver con la religión católica, sobre todo con
los evangelios y otros relatos bíblicos. Cuando la huida a Egipto de la sagrada
familia la tradición dice que la virgen y el niño cabalgaban en un asno y se
supone que era macho, por supuesto san José iba a pie.
Una manera de enseñar la religión era por medio de
representaciones o dramatizaciones en vivo que se hacían en las fechas que la
Iglesia determinaba para dichas celebraciones. Se escogían entre los habitantes
personas de buena familia, los pobretones no eran dignos de representar a los
santos, si acaso para soldados romanos o judíos malos. Y ni se diga cuando le
tocaba el turno a Barrabas o Gestas el ladrón malo de la crucifixión.
Lo cierto es que todo se hacía con el mayor respeto y
fervor. Para una ocasión que quedó marcada en la memoria colectiva de la
población se escogió para el papel de María una niña muy hermosa, con altas
cualidades morales y de la mejor familia. San José fue un primo mío y Jesús el
único bebé de pecho que estaba por esos días disponible, a pesar de que era
hijo de una mujer que vendía en la plaza de mercado. El burro no sé de que
familia era pero creo que de los Hernández.
Pues La virgen de turno nunca había montada a caballo
y menos en burro, ni que decir a horcajadas como era el estilo de esas épocas
para las damas. Les comento que la procesión desfilaba por las calles de manera
solemne precedida por los acólitos con la cruz y los ciriales, detrás una banda
de música y luego la Sagrada Familia. A continuación el sacerdote bajo un palio
y el acólito con el incensario que bamboleaba para uno y otro lado llenando el
ambiente con ese humo de olor inconfundible. A continuación las señoras de las
familias importantes, después sus esposos y luego la chusma, o sea la clase
baja.
Para toda ocasión la pólvora no faltaba en forma de
cohetes que se elevaban raudos hacia las nubes y estallaban tres o cuatro veces.
Pues el burrito era la primera vez que desfilaba y no estaba acostumbrado a
nada de esto que lo tenía nervioso y arisco. Alguien lo llevaba de cabestro pero
la Virgen insistió en pedirle la rienda. El campesino accedió pero le advirtió
que no aflojara la presión. Todo ocurrió en segundos, María recibió la rienda,
un volador estalló a baja altura y la banda de
música subió el volumen de la pieza que ejecutaban, el burro paró las
orejas, se asustó y arrancó a correr sin freno por donde podía.
Muchos trataron de atajarlo pero dieron con su cuerpo
en el suelo, nunca nos explicamos como la Virgen se sostenía con el niño en un
brazo y la rienda en la otra una calle
estaba llena con tanta gente que el asno paró un momento, ella entregó el bebé
al primero que se lo pidió y el asno
cogió segundo impulso, allí fue cuando en un brinco salió la Virgen por
los aires sobre una cerca y aterrizó entre la mierda y el lodo de una
porqueriza. Las damas se santiguaban y pedían perdón a Dios por este
sacrilegio, las mujeres pobres oraban en silencio, los caballeros sonreían con
disimulo colocando sus finos pañuelos sobre la boca y la plebe masculina reía
sin disimulo viendo la virgen sin un rasguño pero untada de mierda.
Después de llevar a la chica sana y salva a su casa,
al bebé donde su madre y dada por terminada la ceremonia, las personas de
alcurnia sacaron conclusiones de este desafortunado suceso: hubo dos culpables,
el bebé y el burro. ¿Cómo se les ocurrió darle el sagrado destino de Jesús a un
muchachito de clase tan baja? Esto fue castigo de Dios. Y ¿por qué demonios no
consiguieron un asno sumiso y manso? Por eso tumbó a la virgen. Y explicaban a
los cuatro vientos que en la Biblia no estaba escrito pero en esa época también
el burro tumbó a Nuestra Señora y por
eso es un animal maldito. Y allí nació el dicho que “Mas malo que el burro que
tumbó a la Virgen”
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