viernes, 19 de abril de 2019

ELIAS EL CALVO Y LOS CALVOS DE AHORA


Desde hace unos años, más o menos desde finales del siglo XX empezaron a verse por las calles muchísimas cabezas rapadas cuyos dueños exhibían sin pena ni pudor, no sé si será cosas de la moda o porque los calvos verdaderos se rapan para que no les vean esas entradas que casi les llegan a la nuca. Los jóvenes, tal vez, lo hacen porque en algún momento se volvió tendencia quitarse el cabello totalmente.
Antes de esto las personas que sufrían de alopecia, que es el término médico para la calvicie, sufrían porque los discriminaban o se burlaban de ellos, y esto viene desde los tiempos bíblicos cuando el profeta Eliseo, que sufría de calvicie,  recibía mofas de los jóvenes de la época que le gritaban: “sube calvo, sube calvo” (2º Reyes 2:23-24: “Después subió de allí a Bet-el; y subiendo por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad, y se burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡Calvo, sube! Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos.”) y el Señor de Israel los castigó. Que tal tenerlo de profesor y que se emberraque con el curso.
Pasaron lo tiempos y los seres carentes de pelo en la cabeza usaban pelucas, bisoñés, peluquines y otros aderezos pilosos para disimular todo o parte del cuero cabelludo descubierto en pura piel. Sin embargo, eran objeto de burlas y esas pelucas volaban cuando arreciaba el viento y los pobres calvos corrían detrás de sus pelos postizos haciendo el ridículo.
Solamente en algunos lugares la peluca era símbolo de autoridad o de elegancia. En las cortes europeas tanto hombres como mujeres usaban pelucas perfumadas porque así lo imponía la moda, y años más tarde en los tribunales los jueces y magistrados usaban una peluca extravagante para impartir justicia, a mi me causaban risa, pero por fortuna nunca tuve que ir como acusado a una corte.
Era un buen negocio este de los aditamentos para disimular la calvicie y hasta compraban el cabello para elaborarlos. Algunas familias muy pobres derivaban parte de su diario vivir haciendo que todos se dejaran abundante cabellera para venderla. Claro que en esto también hay muchos avivatos que compraban barato y luego comercializaban a precio de oro.
Cuando en los sesentas se puso de moda, de nuevo, la melena para los hombres. Mis amigos escasos de pelo sufrieron mucho, y no se atrevieron a usar pelucas, bisoñés o peluquines por miedo a las burlas. El otro problema era que en los momentos más inapropiados se caían y la vergüenza era grande, en especial en las fiestas delante de las muchachas. Recuerdo un amigo que se dejaba crecer el cabello de un lado y lo peinaba sobre la cabeza con mucha gomina, eso que ahora llaman Moco de gorila y otras variedades de gel, cuando se despeinaba parecía el guardabarros de una moto, jajaja.
Los tiempos cambiaron y, dicen muchas mujeres, los alopécicos se volvieron sexys y se mandan rapar todos los meses y hasta van a salas de belleza masculinas a que les brillen el cráneo pelado. Pues miren como es la moda, pero cuando de nuevo se ponga de moda la melena lloraran de nuevo. O se enfurecerán y, de pronto, el Señor enviará osos para que destrocen a los mamagallistas, digo, jajaja
Edgar Tarazona Angel

lunes, 1 de octubre de 2018

QUE DIJO LÁZARO CUANDO RESUCITO?




Una de mis características es cuestionar algunas noticias de la historia y darme respuestas que tal vez disgusten a muchas personas. En este caso pienso como persona del siglo XXI si ocurriera este hecho narrado en el evangelio del siglo I y sin ánimo de ofender a nadie. Ya lo he dicho en otras oportunidades, no es un artículo histórico, es una versión humorística de mi imaginación y esto es lo que supongo que ocurriría en esta época si se repitiera el milagro.
Después de tres días de fallecido y cuando ya todos estaban resignados apareció el Maestro y preguntó por su amigo Lázaro a lo cual respondieron sus hermanas:
-         ¡Maestro, Lázaro murió hace tres días y ya está en el sepulcro. No te avisamos porque estábamos sin minutos y por aquí no hay donde recargar!
-         Lo sé, y recuerden que yo soy enemigo de los celulares, de manera que solo llamando a Judas me hubieran podido dar esta triste noticia.
-         Si Maestro, judas es el único que carga celular pero como es tan egoísta capaz que no contesta y no te hubiera dado la noticia.
-         Pero dejemos la lloradera y vamos a los Jardines del recuerdo al Mausoleo de la familia a ver qué puedo hacer.
Y salieron todos seguidos de los pobres que siempre seguían al maestro para ver si de nuevo multiplicaba los panes y los peces porque el hambre era  muy grande. No sé por qué, pero entre la gente se colaron unos periodistas, que sospecharon que tal vez iban a presenciar algo digno de publicarse en la prensa y la TV. A poco llegaron y avanza el maestro y da dos o tres golpes en la lápida y claro, no hubo respuesta, entonces retrocede dos pasos y dice así con inspirado acento:
-         ¡Amigo Lázaro, levántate y anda!  Y de inmediato se oyó una voz que le responde desde la tumba:
-         ¡Si, Maestro, ya estoy tratando de salir pero quiten la lápida, porfis!
Sobraron voluntarios para retirar el mármol de la entrada para que saliera el hombre que había sido sepultado sin cajón (hago esta aclaración para facilitar la historia y no enredarla tanto) y abundaron más los mirones que querían verle la cara al difunto. Dos voluntarios lo ayudaron a salir y a pararse porque estaba un poco entumido. Ya con los ojos abiertos y viendo a su gran amigo lo abrazó con fuerza y le dijo:
-         Gracias parce, cuéntenme que pasó, solo recuerdo que se me fueron las luces y nada más
-         Lo que pasó mi hermano fue que se murió hace tres días y yo llegué a su casa donde me contaron de su fallecimiento y como tengo el poder de resucitar amigos, aquí me tiene a su lado y con deseos de celebrar con unos vinos.
-         Para ayer es tarde parce, vengan todos a la tiendita de la esquina, La última Lágrima, yo invito, al fin y al cabo uno no se muere y resucita todos los días.
Y allá se fueron donde doña Gloria a beberse al muerto los amigos, porque  los pobres se quedaron por fuera. Lo cierto es que los periodistas si aprovecharon para hacerle una entrevista al resucitado que aparecerá en el próximo artículo.
Edgar Tarazona Angel


domingo, 17 de junio de 2018

LO MATÓ UN SANTO EN LA IGLESIA




Esta es una historia que ocurrió en la realidad. Yo la cuento con algunas adaptaciones de persona, lugar y tiempo pero les aseguro que sucedió y, si lo dudan, pueden averiguar en internet.
En mi pueblo siempre hacen caso a los mandatos de la iglesia católica y cuando hicieron una revisión del santoral, porque surgió la duda acerca de la existencia de algunos santos, decidieron en concilio eliminar algunos como San Cristóbal y otros. Resulta que a San Jorge lo eliminaron a medias y ya lo voy a explicar.
Las imágenes mostraban a este santo matando un  dragón y resulta que este es un animal mitológico y no debía estar en los altares; de manera que a san Jorge, cuya biografía voy a resumir, no podían sacarle tarjeta roja, pero al monstruo si. Entonces les cuento rápido la vida del hombre:
San Jorge nació hacia el año 275 o 280 (Siglo III d.C.) en tiempos del Imperio Romano; era hijo de una familia romana de nobles acomodados de religión cristiana. Siendo un niño perdió a su padre, y viaja con su madre Policromía a Palestina. Allí crece como caballero y encuentra puesto en la guardia del Emperador romano Dioclesiano, gran perseguidor de cristianos. Nuestro personaje ocultó su condición religiosa por seguridad pero, como nada permanece oculto en este mundo, el emperador se enteró y lo mandó ejecutar.
Su muerte no fue de afán, al emperador le gustaba disfrutar de las torturas y así fue que nuestro mártir soportó el dolor varios días y, al final, fue decapitado que significa que le cortaron la cabeza. Decía mi madre que murió a causa de la herida. Murió el 23 de abril de 303; el mismo día que Cervantes y Shakespeare pero 13 siglos antes. Qué pena, me salgo del tema, a veces pero sigo.
Siempre se le representa montado en su blanco corcel y matando un dragón con su lanza, símbolo de fuerza para acabar con la blasfemia y los enemigos del cristianismo.
En la iglesia de mi pueblo había un altar con una estatua tal como la describí y el cura ordenó bajarla para quitarle el dragón y cambiarlo por una serpiente. Para desbaratar o tumbar siempre sobra gente pero el cura escogió a seis forzudos entre los cuales estaba un sujeto fornido apodado el “Diablo”. Pues este señor resbaló y cayó al suelo, el peso de la estatua se recargó a su lado y San Jorge se vino al suelo con tan mala suerte que la lanza del santo atravesó el corazón del “Diablo”. Y el pueblo creyente lo atribuyó a un castigo de Dios.
Edgar Tarazona Angel

domingo, 10 de junio de 2018

EL BURRO QUE TUMBÓ A LA VIRGEN




Siempre les hablo de mi pueblo, tan pequeño y tan lleno de historias. Sobre todo muchas con trasfondo religioso. Allí hasta los dicho y refranes tienen algo que ver con la religión católica, sobre todo con los evangelios y otros relatos bíblicos. Cuando la huida a Egipto de la sagrada familia la tradición dice que la virgen y el niño cabalgaban en un asno y se supone que era macho, por supuesto san José iba a pie.
Una manera de enseñar la religión era por medio de representaciones o dramatizaciones en vivo que se hacían en las fechas que la Iglesia determinaba para dichas celebraciones. Se escogían entre los habitantes personas de buena familia, los pobretones no eran dignos de representar a los santos, si acaso para soldados romanos o judíos malos. Y ni se diga cuando le tocaba el turno a Barrabas o Gestas el ladrón malo de la crucifixión.
Lo cierto es que todo se hacía con el mayor respeto y fervor. Para una ocasión que quedó marcada en la memoria colectiva de la población se escogió para el papel de María una niña muy hermosa, con altas cualidades morales y de la mejor familia. San José fue un primo mío y Jesús el único bebé de pecho que estaba por esos días disponible, a pesar de que era hijo de una mujer que vendía en la plaza de mercado. El burro no sé de que familia era pero creo que de los Hernández.
Pues La virgen de turno nunca había montada a caballo y menos en burro, ni que decir a horcajadas como era el estilo de esas épocas para las damas. Les comento que la procesión desfilaba por las calles de manera solemne precedida por los acólitos con la cruz y los ciriales, detrás una banda de música y luego la Sagrada Familia. A continuación el sacerdote bajo un palio y el acólito con el incensario que bamboleaba para uno y otro lado llenando el ambiente con ese humo de olor inconfundible. A continuación las señoras de las familias importantes, después sus esposos y luego la chusma, o sea la clase baja.
Para toda ocasión la pólvora no faltaba en forma de cohetes que se elevaban raudos hacia las nubes y estallaban tres o cuatro veces. Pues el burrito era la primera vez que desfilaba y no estaba acostumbrado a nada de esto que lo tenía nervioso y arisco. Alguien lo llevaba de cabestro pero la Virgen insistió en pedirle la rienda. El campesino accedió pero le advirtió que no aflojara la presión. Todo ocurrió en segundos, María recibió la rienda, un volador estalló a baja altura y la banda de  música subió el volumen de la pieza que ejecutaban, el burro paró las orejas, se asustó y arrancó a correr sin freno por donde podía.
Muchos trataron de atajarlo pero dieron con su cuerpo en el suelo, nunca nos explicamos como la Virgen se sostenía con el niño en un brazo y la rienda en la otra  una calle estaba llena con tanta gente que el asno paró un momento, ella entregó el bebé al primero que se lo pidió y el asno  cogió segundo impulso, allí fue cuando en un brinco salió la Virgen por los aires sobre una cerca y aterrizó entre la mierda y el lodo de una porqueriza. Las damas se santiguaban y pedían perdón a Dios por este sacrilegio, las mujeres pobres oraban en silencio, los caballeros sonreían con disimulo colocando sus finos pañuelos sobre la boca y la plebe masculina reía sin disimulo viendo la virgen sin un rasguño pero untada de mierda.
Después de llevar a la chica sana y salva a su casa, al bebé donde su madre y dada por terminada la ceremonia, las personas de alcurnia sacaron conclusiones de este desafortunado suceso: hubo dos culpables, el bebé y el burro. ¿Cómo se les ocurrió darle el sagrado destino de Jesús a un muchachito de clase tan baja? Esto fue castigo de Dios. Y ¿por qué demonios no consiguieron un asno sumiso y manso? Por eso tumbó a la virgen. Y explicaban a los cuatro vientos que en la Biblia no estaba escrito pero en esa época también el burro  tumbó a Nuestra Señora y por eso es un animal maldito. Y allí nació el dicho que “Mas malo que el burro que tumbó a la Virgen”

lunes, 16 de octubre de 2017

EL DEMONIO DE LA ESPERANZA


Para muchos la esperanza es lo último que se pierde y viven aferrados a la cola de este demonio. En la mitología griega aparece en el mito de Pandora (lo publiqué en Mitología griega con humor). En resumen Epimeteo, hermano de la susodicha le deja a cuidar una caja con la recomendación de no abrirla; la curiosidad pudo más y Pandora destapó la dichosa caja de donde salieron como demonios todos los males que aquejan a la humanidad y de paso la picaron por todo el cuerpo. Ella alcanzó a tapar el cajón pero ya era tarde y se sentó a llorar desconsolada, de pronto una voz dulce salió de la urna y le pidió que la liberara; al principio se resistió pero por fin dejó salir una pequeña hada que es la Esperanza.
Desde entonces, la mayoría de la humanidad, sufre en silencio o a gritos, según quien sea el sufriente, pero con la ilusión de que un día van a terminar sus problemas, dificultades o sufrimientos; sean estos económicos, espirituales, de salud o de cualquier índole. La mayoría esperan en vano aferrados a esta tabla de salvación. Soy del grupo que vive cada día como si fuera el último y no espera nada de nadie. Me pongo en manos de Dios y dejo aparte el Demonio de la Esperanza. No quiero sufrir esperando lo que no ha de llegar, y lo que ha de ser que sea, como dijo un personaje muy famoso que ya no recuerdo quien fue pero me parece que fue un héroe de nuestra independencia, después averiguo y les cuento.
Edgar Tarazona Angel


sábado, 21 de enero de 2017

LA SAMARITANA CARITATIVA



A mi pueblo, el de siempre, el de todas estas historias poco bíblicas, un domingo, día de mercado, se bajó del bus del mediodía una morena de ojos verdes que atrajo la mirada de todos los hombres que la vieron; bastantes para ser sincero porque el paradero de los buses era un sitio concurrido por los viajeros y, los días de mercado siempre se amontonaban bastantes pasajeros esperando su correspondiente carro para viajar.
Por otra parte, el paradero quedaba sobre un costado del parque principal que, al mismo tiempo era plaza de mercado. Me da risa al escribir esto de parque principal si en este  pueblo solo había uno. Alrededor de la plaza se encontraban los almacenes de víveres y expendios de licores y cerveza, de manera que la morena tuvo muchos espectadores, además, para completar el cuadro, la bendita era muy hermosa. Además de sus ojos que hacían brillar su bello rostro tenía un cuerpo espectacular.
Preguntó al primero que se le cruzó donde quedaba la casa de Juancho Fernández, el único costeño que habitaba en el pueblo, por su acento se reconoció que también era oriunda de la costa y claro, cuatro o cinco se ofrecieron a llevarla. Allí se supo que eta chica y Juancho eran primos y llevaban años sin encontrarse. En los dias siguientes la chica se hizo conocer de todo el mundo entablando amistades con hombres y mujeres sin distingos de clase social.
Quiero aclarar que en Colombia a los nativos de Santa Marta se les dice Samarios y como los dos primos venían  de esa ciudad pues eran samarios. Esto vale como aclaración porque en pocos meses la mujer recibió el apelativo de Samaritana, como la mujer de la Biblia que le da agua a Jesús. El asunto es que esta no daba agua sino otra cosa.
Nunca se supo quien fue el primero de obtener los favores de la Samaritana, que por nombre llevaba el de Sonia, lo cierto es que, con muy pocas excepciones, todos los hombres de mi pueblo se acostaron con ella y regaron el cuento de que era el mejor polvo del mundo. A mí no me tocó probar este manjar porque era un niño; pero cuando acabó con los hombres siguió con las mujeres, en una época en que todavía nada de hablar de salir del closet. Y para nada era disimulada, seducía con su andar y su mirada invitaba a tener relaciones. Y en un pueblo donde todo se sabía pronto corrió la bola que algunas mujeres también sucumbieron a sus encantos.
Pero no hay nada que dure cien años y cuando el nuevo cura se enteró de que en su parroquia había una Samaritana caritativa quiso saber el motivo de esa denominación y al enterarse de la verdad la hizo sacar a piedra por las mujeres “decentes”





lunes, 21 de noviembre de 2016

LA PESCA MILAGROSA




Siempre hablo de mi pueblo natal porque allí pasaba de todo, o mejor, lo que ocurría lo relacionaban con algún pasaje bíblico como este de la pesca milagrosa. Ese que narra la inútil labor de Pedro y otros pescadores que pasan el día en el lago sin lograr pescar nada y llega Jesús y les dice que arrojen las redes al agua una vez más y estas salen repletas de peces.
En los días en que el párroco organizaba bazares (para mis lectores de otros países son reuniones sociales con venta de víveres, licores, reinados de belleza y juegos permitidos para recoger dineros para la parroquia. Pues esas señoras piadosas y colaboradoras inventaron una forma de sacarles las monedas a los niños con el juego de “La pesca milagrosa” que consistía en lo siguiente:
En el segundo piso de la casa parroquial se instalaban varias señoras con pequeños obsequios  envueltos en papel de regalo. Abajo estábamos los niños con las monedas en la mano, haciendo una fila bien ordenada por otra señora; entonces, atada de una cuerda bajaba una canasta donde uno depositaba sus moneditas y el canasto subía nuevamente; allí arriba las damas contaban las monedas y según la cantidad enviaban de regreso un regalo.

Yo no era de los niños ricos y siempre mi regalo sorpresa era de los mejores. Para mí, en mis cortos años, eso era milagroso. Ahora, muchos años después, saco la conclusión que el milagro se debía a que mi familia era de las mayores colaboradoras con el cura pero, en esa época, cada vez que se realizaban estas festividades yo era feliz en “La pesca milagrosa” con un yoyo, un carrito o un pito para desesperar a los mayores.
 Edgar Tarazona Angel
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